"UFO line", Chamlang
Zdeněk Hák, alias “Hook” y Márek Holeček ascendieron, en estilo alpino, entre el 17 y el 23 de Mayo 2019, la cara noroeste del Chamlang, una montaña nepalí de 7.321 m de altura. Un gigante, que ha recibido numerosos intentos sin éxito en el pasado. Dos montañeros, nominados para el Piolet de Oro de este año, que enfrentaron con éxito uno de los mayores desafíos de las montañas centrales del Himalaya.
Texto, fotos & videos: Marek Holeček
Traducción/adaptación: Miguel Alvarez
La Calma antes de la Torm enta Hook y yo instalamos nuestro campamento base al pie de Chamlang. La aclimatación se realizó sin problemas, ayudada, a veces, por alguna cerveza
San Miguel. Estábamos solos en medio de la naturaleza. Un lugar deslumbrante, sin gente, rodeado por montañas salvajes y crestas blancas. Durante varios días acampamos cerca del Chamlang. Pasamos mucho tiempo memorizando la pared. El meteorólogo Alča Zárybnická nos envió por satélite pronósticos meteorológicos prometedores todos los días. El clima era bastante bueno, sin embargo, para un ascenso exitoso, necesitábamos al menos tres días
consecutivos de las mejores condiciones posibles, sin lluvia y vientos fuertes.
Condiciones Severas
Entonces llegó el momento. Nuestro equipamiento incluía una pequeña tienda de campaña, una cuerda de 7 mm y 80 m, 6 tornillos de hielo, 5 ganchos, 5 friends , comida para cinco días, tres cartuchos de gas y una generosa porción de suerte. La mañana del 17 de mayo amaneció con una gran helada.“Los primeros metros significaron luchar por cada tramo: escalada mixta desfavorable, en roca mala con nieve suelta y azucarada” Una vez superada esta fase inicial crítica, nuestros crampones crujieron y nuestros piolets lucharon por agarrar el hielo.
Después de largas horas, buscamos un saliente rocoso para protegernos de la caída de rocas y las esporádicas nevadas. Las avalanchas nos mostraron el lado más oscuro de la montaña. Todo lo que podíamos hacer era esperar que no tuviéramos que enfrentarnos a ninguna.
“El segundo día fue eclipsado por un gran serac, y trozos de hielo que se rompían constantemente” Tuvimos que pasar por esta sección lo más rápido posible para minimizar el
riesgo de ser alcanzados por fragmentos. Después de superar este desafío, encontramos
un lugar sobre el serac para nuestro próximo campamento.
No hay Vuelta Atrás
El tercer día realizamos la sección más larga de la escalada. Esto nos llevó a un punto desde el cual no había vuelta atrás. Nevadas. Vientos huracanados. Una vertical e implacable pared. Pero tomamos la decisión de seguir adelante. En algunos lugares encontramos una textura agradable, en otros hielo tan duro como el hormigón. Había pocas oportunidades de aseguramiento y la escalada parecía que nunca terminaría. El agotamiento y la nieve nos
empujaron hasta que no pudimos continuar. Pero no encontramos un lugar para emplazar nuestro campamento. Al final, tuvimos que apretarnos en una repisa muy pequeña protegida por un borde de roca, donde apenas teníamos espacio para sentarnos los dos. Así que no
tuvimos más remedio que turnarnos para sentarnos. Cada vez que nos sentábamos dormíamos un rato para conservar algo de fuerza. Estoy evitando deliberadamente el término “relajarse” o “recargar nuestras baterías”. Esa noche se trataba simplemente de no perder energía innecesariamente.
Escala da Sin Fin
La cuarta mañana, nos esperaban pendientes de hielo de 70°, y a veces aún más empinadas. Parecía como si la montaña estuviera creciendo constantemente sobre nosotros, en lugar de tener menos que escalar. Tenía que haber un final en alguna parte. Superamos la última sección por la tarde y de repente nos encontramos de pie en una cresta afilada, desde la cual
teníamos una vista increíble del mundo al otro lado. Los vientos eran extremadamente fuertes y la temperatura cayó muy por debajo de cero. Según el GPS, la cumbre estaba 200 metros más allá por la cresta, unos 100 m sobre nosotros. Sin embargo, a medida que se acercaba la noche, la tormenta se hizo más fuerte.
Visita Obligada a la Cumbre
Al día siguiente seguimos la cresta sobre una serie de picos hasta el punto donde se funde con el hombro sur. A las 10 en punto llegamos a la cumbre principal. Nos quedamos unos breves minutos para tomar algunas fotos. Un par de forzadas sonrisas congeladas y algunas palabras que el viento helado barrió inmediatamente. Tomar las fotos me hizo perder la sensibilidad en mis manos. Hook parecía no querer pasar mucho tiempo allí. El esplendor y la miseria de una vida de montañismo, en forma de éxito sin audiencia. La verdadera alegría comienza abajo.
Sobre la Cresta de la Montaña al Bla nco Vacío
La cumbre fue seguida por una cresta aparentemente interminable de un kilómetro de largo, sin ninguna opción de aseguramiento. Cuando entró una densa niebla, nos desviamos de nuestro curso y decidimos realizar otro vivac. Una decisión fácil cuando ya no puedes ver nada y un movimiento incorrecto podría significar caer en picado mil metros. La nevada hizo
que Hook se pareciera a Santa Claus y por la noche, después de disfrutar de las dos ultimas barritas de caramelo, nos quedamos sin comida. Poco a poco llegamos a nuestros límites físicos y psicológicos. Un glaciar salvaje, con grietas y cascadas nos esperaba al día siguiente. Nos llevó horas superarlo. De nuevo, una densa niebla nos detuvo. Nos vimos obligados a
un sexto vivac bajo una enorme masa de hielo. Era como dormir en la boca de un tiburón. Un recuerdo febril de esa noche se ha quedado conmigo. El frío subió por mis pies y se extendió por todo mi cuerpo. En el séptimo día, nuestra prueba había terminado.Por la mañana, todavía teníamos que hacer rappel unas cuantas veces más y pasar algún tiempo caminando por la morrena. ¡Y entonces estaba hecho! Después de 160 largas horas escapamos de las
garras despiadadas de la montaña.
Conclusión
En primer lugar, quiero rendir homenaje a los pioneros del Chamlag, que lo ascendieron hace
sesenta años. Posiblemente tenían más nieve que nosotros, subieron en un estilo mas pesado y quién sabe a qué más se enfrentaron. ¡Eran tipos realmente duros! Hook y yo sobrevivimos al primer y agotador ascenso en estilo alpino de los 2.000 metros de la cara noroeste. Clasificamos la ruta como ABO, es decir, “abominablemente difícil”. Llamamos a
la ruta “UFOline” en reconocimiento al ascenso de la cara norte del Chamlang cuando Reinhold Messner y Doug Scott vieron un OVNI en algún lugar de la parte alta de la montaña. ¡Yo tenía mi propio extraterrestre, llamado Hook, a mi lado! Para terminar, quiero agradecer a Hook por hacer posible disfrutar juntos y en paz de las montañas, sin ninguna tensión emocional innecesaria, que a veces surge cuando un equipo está bajo presión.
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07/10/2019 08:48